Infraestructuras deportivas: medir para compartir mejor

Algunas áreas son atacadas durante las horas pico, mientras que otras permanecen prácticamente desocupadas. Esta desigualdad de uso complica la planificación y crea una sensación de injusticia.

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¿Realmente necesitas construir más para mover más?

Durante años, la pregunta ha surgido una y otra vez en los debates públicos: ¿tenemos suficiente infraestructura deportiva para satisfacer la demanda? Pero detrás de esta pregunta, hay otra pregunta, que se hace con menos frecuencia, que merece atención: ¿y si el problema no fuera la falta, sino la mala distribución de los usos?

Una observación inicial: equipos que a veces están saturados... y a veces infrautilizados

En París, como en otros lugares, algunos sitios son asaltados durante las horas punta, mientras que otros permanecen casi desocupados. Este uso desigual complica la planificación y crea una sensación de injusticia. Para las comunidades, cada vez es más difícil saber si deben construir más, renovar las existentes o simplemente distribuir mejor los flujos.

El experimento parisino: medir para organizarse mejor

Este es precisamente el desafío que la ciudad de París quería abordar con la convocatoria de proyectos «Défis Parisiens», en la que Kiomda participó seleccionado como laureado sobre el tema de la intensificación de los usos deportivos.

Durante 8 meses, se instalarán sensores autónomos en varios campos deportivos de acceso abierto. Objetivo: medir la asistencia real, identificar las franjas horarias subexplotadas, comprender la dinámica de ocupación y objetivar las sensaciones de los usuarios. Este enfoque, que no es intrusivo y es estrictamente anónimo, permite considerar una gestión más precisa, más equitativa y mejor adaptada a las necesidades.

Hacia una lógica de optimización más que de extensión

Esta iniciativa forma parte de un movimiento mayor: el de la administración basada en datos. Al tener una visión clara de los usos, las autoridades locales pueden:

  • Fomentar ciertos nichos para públicos específicos (escuelas, clubes, personas mayores)
  • Ofrezca actividades en franjas horarias desiertas
  • Evite grandes inversiones cuando una mejor organización sea suficiente
  • Identifique los sitios donde hay una falta real de espacio

Una solución sencilla, adaptada a las limitaciones del campo

Uno de los obstáculos que se mencionan con frecuencia para la recopilación de datos de uso es la complejidad técnica o reglamentaria. El experimento parisino evita estos obstáculos gracias a la tecnología autónoma, sin una conexión eléctrica o una conexión permanente a Internet. Los datos se recopilan de forma continua y, a continuación, se sincronizan con regularidad. Sin procesamiento de imágenes, sin datos personales: solo flujos cuantificados de peatones en movimiento.

¿Y en otros lugares?

Este tipo de dispositivo ya interesa a otras comunidades. Por ejemplo, varios municipios de montaña lo utilizan para adaptar el mantenimiento de sus equipos (esquí, ciclismo de montaña, senderos). Algunas comunidades costeras han medido la asistencia a sus campos multideportivos junto al mar, con el fin de reorganizar el uso durante las temporadas turísticas.

Hacer un mejor uso de lo que ya existe: una clave para el mañana

Construir más no siempre es posible. Tampoco siempre es deseable, en un contexto de sobriedad agraria, transición ecológica y escasez presupuestaria. Por otro lado, hacer un mejor uso de lo que ya tenemos, gracias a herramientas sencillas, sólidas y probadas, es una forma de avanzar.

El experimento parisino nos lo dirá con más claridad: solo gestionamos bien lo que medimos.